jueves, 9 de julio de 2020

¿Cómo el miedo a volar y cruzar fronteras lo aprovechan algunos países?



Miguel Pérez Abad

No todos se han cruzado de brazos ante uno de los tantos efectos que la pandemia del Covid 19 ha tenido en la economía mundial: el miedo a volar y cruzar fronteras para evitar contagios, pese al levantamiento progresivo de las restricciones.

De forma entusiasta, algunos países se han lanzado a seducir a sus connacionales para que hagan turismo interno y así reactivar toda la cadena de negocios asociadas a esta actividad: transporte, alojamientos, restaurantes y comercios en general.

El caso italiano es uno de los tantos ejemplos, una nación duramente golpeada por el Covid 19. “El 80 % de los italianos que tendrá vacaciones este verano se quedará en el país”, determinó un estudio realizado por la principal asociación de consumidores de Italia, Codacons. Solo 20% viajará al exterior.

Algunas fuentes indican que en años anteriores esa cifra pudo haber sido a la inversa, 80% viajaba al exterior y solo 20% se quedaba a veranear en su país. 

El periodista de viajes Alberto Menéndez, (citado por elindependiente.com), analiza que “lo que va a pasar ahora, es una vuelta al turismo doméstico, de proximidad, en el que se dé valor a lo propio. Será un momento perfecto para redescubrir las maravillas de nuestro país, una vuelta a lo sutil”.

El CEO de Airbnb, Brian Chesky, compartió una opinión similar en una entrevista con CNBC: “las personas no quieren subirse a un avión, ni viajar por negocios, ni cruzar fronteras”, lo que a su parecer impulsará el  turismo doméstico cercano a los centros urbanos. 

Y esto para muchos son oportunidades que, si bien no mitigan en su totalidad los devastadores efectos de la pandemia en la actividad turística internacional, logran mantener un cierto nivel de dinamismo que permite una oxigenación económica en los circuitos de comercio y servicios asociados de muchas zonas, regiones y países que viven del turismo extranjero. 

La moraleja es clara: en medio de los efectos económicos recesivos que ha tenido el Covid 19 en la economía de todos los países del mundo, existen oportunidades y alternativas no solo para que los negocios y la producción sobrevivan a este mal tiempo, sino para que puedan -en una etapa inmediatamente posterior-, salir fortalecidos. 

martes, 16 de junio de 2020

Otra oportunidad para la industria nacional tras Covid 19


Miguel Pérez Abad 

Una de las reconfiguraciones más importantes que se avecina en la economía mundial (post Covind 19) es la reducción de las vulnerabilidades que generó la globalización y la maquila en la gran mayoría de los países desarrollados del mundo. 

La especialización y la División Internacional del Trabajo hicieron que no importara cuán lejos del consumidor o los mercados se ubicara la producción de un bien (semielaborado o elaborado). Lo que privó fue quien lo hiciera al mejor precio, bajo la lógica de la llamada productividad y competitividad. 

Este hecho hizo que muchas de las marcas mas importantes del mundo se mudaran a fabricar sus productos en donde la mano de obra era mas barata, donde pagaran menos impuestos y donde tenían menos regulaciones. 

Las etiquetas Made in China, Hong Kong, Taiwan, Filipina, India y México se volvieron común en icónicas marcas como Nike y Apple, por solo citar dos ejemplos. 

No obstante, la pandemia ha hecho repensar a muchos paises desarrollados como Estados Unidos y Alemania, sobre la necesidad de revertir, o al menos reducir la dependencia de otras naciones para proveerse de bienes intermedios o terminados, especialmente los relacionados con la salud, aunque esta tendencia promete extenderse a muchos otros sectores económicos. 

Las naciones mas ricas del mundo se han dado cuenta que los esquemas descritos anteriormente generaban una relacion geopolítica de posible dominio del que produce el bien, sobre quien lo necesita. ¡Bingo!. 

Por varias décadas los movimientos progresitas de América Latina han promovido un modelo de desarrollo que precisamente revirtiera esa tendencia a través de la sustitución de importaciones, fomento y desarrollo de la industria nacional, nacionalización de empresas claves, protección de la industria local -en especial la mayor fuente generadora de empleos que son las pequeñas y medianas empresas (pymes). 

No faltaron las etiquetas despectivas de los centros de poder financiero (FMI, BID, BM) y una casta de economistas renombrados a todas estas acciones: patriotismo, nacionalismo, estatismo, intervencionismo estatal, proteccionismo, socialismo, comunismo, etc. 

Sin embargo, vemos como hoy, uno de los países mas desarrollado del mundo, Alemania, anuncia sin complejos una serie de medidas que aquí, en Venezuela, la Revolución Bolivariana, promovió desde sus inicios. 

Un informe de economistas del Deutsche Bank destaca que “la provisión de bienes esenciales para una sociedad que funcione bien debe permanecer bajo control nacional y producirse en el país. A raíz de la crisis del coronavirus, importantes líneas de producción, probablemente no solo en el sector médico, podrían ser repatriadas o al menos reubicadas cerca de las fronteras nacionales de las economías desarrolladas”. 

Estiman que a corto plazo se produzca una relocalización de los puntos de producción, una mejora en los mercados de trabajo en algunos países desarrollados y se acerque la producción de ciertos bienes esenciales a las economías más avanzadas. 

¿Cuál debe ser nuestra repuesta aquí, en nuestro país, Venezuela? Retomar con mas fuerza los postulados de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que establece los lineamientos macros para alcanzar nuestra soberanía económica, productiva, agroalimentaria, tecnológica y energética. 

Existe un marco jurídico institucional extenso que ofrece un punto de partida significativo para retomar este camino. Caso contrario, correríamos el riesgo de profundizar las desigualdades entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo, favoreciendo así el dominio de los primeros sobre los segundos.

lunes, 25 de mayo de 2020

Los límites de la ciencia





Miguel Pérez Abad

 “…las ingenierías y estudios tecnológicos acaban dándote una sensación de control sobre tu vida en el fondo irreal: sólo te concentras en lo que tiene solución y en las preguntas con respuesta. Y durante años las hallas. Pero, cuando con la madurez descubres que en realidad es imposible controlarlo todo, te desorientas”.

En la actual coyontura que vive el mundo por el Covid 19, la reflexión anterior de Howard Gardner, (neurocientífico y profesor en Harvard), cobra particular relevancia. 
La ciencia es un campo extraordinario que nos ha permitido contar con un desarrollo vertiginoso y exponencial en todas las áreas del quehacer humano. Sin embargo, ha demostrado que su alcance es finito, o al menos en ocasiones, la ciencia necesita más tiempo para dar soluciones: caso Covid 19.
En consecuencia, es válido y sano, reconectarnos con otros campos del saber humano,  como la inteligencia emocional y la espiritualidad manifestada en sus múltiples formas religiosas u otras expresiones culturales de fé. 

“Aumentará la religiosidad en el mundo por la fragilidad del ser humano frente a los límites de la ciencia”, ya lo advirtió Enrique Quemada Clariana, Consejero Delegado de ONEtoOne Corporate Finance en “El mundo tras el virus: 20 cambios”, artículo publicado en la publicación especializada en finanzas Expansión.

La inteligencia emocional y espiritualidad del ser humano tiene un rol insustituible en esta coyuntura. Cultivarla y ejercitarla es de gran beneficio para nuestra salud mental-emocional y en consecuencia, para nuestro salud física (corporal). Hay una prelación en este orden: Mente – Cuerpo.

La psicoinmuneurología ha validado científicamente la relación antes mencionada. Uno de los especialistas que ha hecho aportes claves en este campo es Bruce Lipton, a través de su libro “La biología de las creencias”, donde nos muestra cómo un cambio en el patrón de pensamiento puede afectar positiva o negativamente a las células del cuerpo humano.

Otros utilizan el término bioquímica de las emociones, donde se explica un hecho similar. Emociones positivas, generan sustancias positivas como la dopamina, la cual contraresta los efectos de las sustancias negativas que genera el estrés prolongado por más de 15 días (cortisol) y que debilita nuestro sistema inmunológico.  

Como puede apreciarse, es sumamente importante cultivar emociones sanas para cuidarnos en esta coyuntura, mientras la ciencia se toma su tiempo para ofrecer la solución o en todo caso, algunas alternativas farmacológicas como vacunas o medicamentos para minimizar el impacto del Covid 19. 


miércoles, 13 de mayo de 2020

El libre mercado sucumbirá tras la pandemia



Miguel Pérez Abad



Las circunstancias actuales permiten avizorar que -en un escenario post pandemia- el libre mercado perderá influencia en los Estados / Gobiernos que aún persisten en la práctica de esta propuesta económica.

Dejar en manos del sacrosanto mercado la regulación y el comportamiento de la economía ya no será una opción factible para casi ningún país en el mundo.

Para afrontar la post pandemia, los Estados-Gobiernos más neoliberales tendrán que colgar los hábitos del laissez faire (dejen hacer, dejen pasar), término utilizado para oponerse a intervención gubernamental en los asuntos económicos.

El fetichismo con respecto a mantener un determinado déficit fiscal y un nivel de endeudamiento preestablecido con respecto al PIB, entre otras camisas de fuerza de la llamada ortodoxia económica, va a sucumbir ante las inmensas necesidades de rescatar al mundo tras los efectos del COVID – 19. 

Ya diversos economistas reputados e incluso hasta propios gobernantes han vaticinado el advenimiento de un fuerte gasto público para poder salvar a millones de ciudadanos del desempleo y el hambre post pandemia. 

Y no estamos hablando de los países del tecer mundo o subdesarrollados. Las grandes potencias, EEUU a la cabeza y los países de la Unión Europea, se verán forzadas a invertir cuantiosos recursos en asistencia social y ayudas a sus economías. 

El keynesianismo, teoría del economista británico John Maynard Keynes (1883-1946) que consiste básicamente en la intervención del Estado en la economía a través del gasto público en las épocas de recesión y crisis, estará de vuelta en la agenda económica mundial. Caso contrario, los gobiernos que hagan resistencia a lo inevitable, estarán exponiendo a la desaparición literal de sus economías, sus naciones y habitantes.

Adicionalmente, la postpandemia será oportuna para que la arquitectura financiera internacional, representada por el FMI, el Banco Central Europeo, entre otros, y las potencias como EEUU, China, Alemania, Rusia, India, Brasil y otras naciones con gran influencia en la gobernanza mundial, consideren cooperar para que sea posible la sostenibilidad del planeta tierra, a través del establecimiento un Nuevo Orden Económico Mundial.

Ya un conjunto de académicos holandeses realizó un manifiesto que incluye reformas radicales del desarrollo y la economía post pandemia, basada en el decrecimiento. Algunos de los puntos son complejos por su verticalidad. Aplicarlos requerirá dosificación y progresividad, aunque en algunos casos será imposible. Sin embargo, en esencia el documento recoge la necesidad de que tal como veníamos antes del C19, es insostenible la sobrevivencia del planeta tierra al depredador mas voraz que haya conocido la naturaleza: el hombre.